Síganos en nuestras redes:          


Educación inclusiva sí, pero no basta con la pedagogía del amor, se requiere inversión suficiente

Desde hace unos cuantos lustros se ha venido reglamentando todo lo relacionado al cumplimiento del ejercicio pedagógico en la diversidad para la atención de niños, adolescentes, incluso jóvenes que por variabilidad cerebral o algún otro motivo, razón o circunstancia presentan dificultades en los aprendizajes, bien sea por carencias psicomotoras, neurológicas, afectivas o comportamientos difíciles, en fin que abundan, partiendo de la Carta Magna, leyes, decretos, directivas ministeriales, resoluciones, circulares y montañas de compendios con normas, patentizando en las instituciones este servicio educativo a propios y a extraños.

¿Y cómo no acatar los mencionados preceptos, cuando la educación, según tratados internacionales, por decir algo, el de Ginebra, son derechos fundamentales inherentes al ser humano, distante de fronteras, color de piel, convicciones espirituales y hasta sin afiliación a los colorinches del partido?.

Por aquí, quien lo creyera, donde estoy ubicado para desempeñar labores magisteriales, abrimos puertas y compuertas a la famosa inclusión; recibimos al que llegue y le damos la bienvenida con nuestra auténtica vocación de apóstoles: Niños con barreras para el aprendizaje, los modelos flexibles, caminar en secundaria, programa para aquellos que por trabajo o descuido se les olvidó estudiar y ahora son adultos. De análoga manera, está a disposición el laboratorio de oportunidades y endoculturizamos jovencitos del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, SRPA.

Tremendo reto, pues a pesar de estar matriculados en su propósito, el cuerpo docente del colegio, frenteando la flamante y misional pedagogía del amor, que dicho sea de paso, nos sobra espiritualidad, también es exagerado el atrevimiento de nuestra parte, como quiera que hay casos en la individualidad y en lo colectivo que nos es imposible responder profesionalmente, porque nos preparamos exclusivamente en la universidad de los servicios para multiplicar saberes desde la humanística y la academia, eso sí, con la mayor voluntad y altruismo intencional a edificar hombres de bien y contribuir, desde lo subliminal, a construir país, pero realmente carecemos del conocimiento científico y jurídico ante cualquier eventualidad adversa, me refiero a situaciones donde se requiere del psicólogo, juez o especialistas de la salud y toda esa gama de galenos que tienen como objeto y sujeto de estudio, de pies a cabeza, la anatomía de los mortales, médicos que en los templos culturales no los hay y ni por equivocación llegan, aunque estemos en crisis.

He ahí el problema cuando el docente tiene que hacer la conversión, de educador a chamán, brujo o adivinador, a ver cómo puede aliviar los trastornos mentales de sus discípulos en el aula de clase. Anteriormente existían centros, no muy técnicos para atender dicha población, no sé si en algo servían de bálsamo y beneficiaban al paciente; la verdad es que ahora, con los cielos abiertos a la democracia, sin exclusiones, evitando recriminaciones de las "IAS" y "ONG" que protestan y amenazan por la discriminación, le endosaron a las instituciones educativas tamaño conflicto, sin que los colegios estén clínicamente al alcance de ofrecer una excelente atención por parte de los maestros, y es así, cuando uno que otro resentido y sin la virtud del agradecimiento, incluyendo funcionarios de instancias oficiales, vociferan a los cuatro vientos, "trabajen vagos que para eso les pagan".

Esto de un extremo; por otro costado, el que atina a los comportamientos descarriados, muchachitos desadaptados a las normas sociales por múltiples factores de la cual aquí tenemos una muestra y a quienes nos entregamos en los diarios con alma, vida y corazón, buscando enderezar conductas torcidas; para su referencia, hace poco tiempo intempestivamente se presentó una difícil situación, incontrolable de momento y de la que fuimos despiadadamente vituperados y calumniados en un escarnio público de tremenda envergadura y presa fácil de los medios amarillistas de comunicación, escándalo de padre y señor mío. Esa amable expresión, "La única piel que merece ser golpeada, es la tela del tambor", nada más que cuento chino, puesto que se nos ultrajó sin piedad para luego desmentir y comprobar las equivocaciones de esos juzgamientos a priori, sin fundamento y cargados de suficiente mala fe.

Más adelante, como bálsamo para mitigar la vergüenza de los montones, vimos aparecer las cabezas visibles que cobran magníficos dividendos en sus jefaturas, buscando rio arriba a los culpables que no existieron; armado el alboroto, sobraron reuniones y convenciones, rasgamiento de vestiduras, anuncios, reglamentos, mesas de verborrea prometiendo cielo y tierra con actas para la prevención a un nunca jamás caer en las garras de la repetición; terribles noches en esos días tan tristes.

Finalmente me queda decirles que por estos lares seguimos con el azadón a cuestas, esperando se cumpla la palabra empeñada para que no regresen los infortunios, menos que haga presencia nuevamente mi compadre Satanás; por lo anterior, a manera de conclusión, buscando que niños y adolescentes estén en las instituciones más no en las calles, corresponsabilidad señores del gobierno; hay que asistir de cerca y oportunamente a los colegios, con todos los juguetes, ayudas didácticas, personal idóneo, de vigilancia, equipos y medios adecuados, inmediatamente. De ser así, bienvenida la educación sin exclusiones, pero no con propaganda política legislando en los escritorios donde sólo proliferan las cartillas con escritos para practicar en la utopía; ¡inclusión no sólo en la campaña electoral, se necesita y con urgencia de inversión, inversión! apreciados soñadores.