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Editorial

La llegada de Gustavo Petro a la presidencia de la república y el haber logrado consolidar una robusta mayoría en el Congreso en favor de su Gobierno es el punto de partida para hacer realidad el cambio en favor de la vida, la paz y la justicia social que Colombia requiere con urgencia.

En campaña se lanzaron 420 propuestas, de las cuales 30 corresponden a educación, es decir que el 7% de los nuevos retos son en el campo educativo. Para llevarlas a la práctica, se elevará el presupuesto público para el sistema educativo, principalmente para educación superior, ampliar y mejorar la infraestructura, la conectividad y las condiciones de las instituciones.

Para garantizar la financiación creciente de la educación, la Constitución de 1991 contempló un generoso sistema de transferencias de recursos de la nación a las entidades territoriales. Sin embargo, esta fórmula se desechó en el año 2001, cuando mediante Acto Legislativo se creó un nuevo sistema de transferencia que se denominó Sistema General de Participaciones - SGP, que disminuyó y congeló los recursos que la Nación debía destinar a la educación.

El nuevo Ministro de Educación, Alejandro Gaviria, ya ha anunciado que presentará al Congreso de la República un proyecto de acto legislativo que buscará aumentar las transferencias de recursos de la nación a las entidades territoriales, para atender el servicio educativo y en todo caso garantizar más inversión en educación preescolar, básica y superior.

Las grandes transformaciones sociales y económicas que han emprendido los pueblos ha empezado desde la educación, como el caso de Irlanda que se precia de tener el mejor sistema educativo del mundo, donde la enseñanza es gratuita y obligatoria desde los 6 hasta los 16 años, donde los docentes son valorados y bien remunerados, el alumno es el protagonista del aprendizaje y existe libertad metodológica y flexibilidad de horarios.

De igual manera, se resalta la experiencia de Corea del Sur que tiene el proceso de crecimiento económico más exitoso y sostenible de la historia, al pasar de las grandes penurias económicas en 1950 a convertirse en una de las primeras potencias económicas del mundo, gracias a la aplicación de audaces medidas económicas, aunadas a la trasformación del sistema educativo, que la han convertido en uno de los países más exitosos del mundo.

Para concluir, es indudable que nuestro sistema educativo no se puede transformar en un periodo presidencial de cuatro años, puesto que este cometido requiere planes serios de mediano y largo plazo, más allá de los diez años. De ahí la necesidad imperante de convocar desde ya a toda la comunidad educativa y a la sociedad en general para construir un plan educativo de largo alcance, que garantice realmente el despegue de las grandes trasformaciones que requiere el país.