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Editorial.

El presidente Gustavo Petro presentó ante el Congreso de la Republica el proyecto de Ley que contiene el Plan Nacional de Desarrollo, que es la carta de navegación de este gobierno. En este documento se encuentran plasmados los lineamientos estratégicos de las políticas públicas que se desarrollarán en el periodo 2022 a 2026.

Este ambicioso propósito denominado "Colombia potencia mundial de la vida" busca en lo fundamental "sentar las bases para que el país se convierta en un líder de la protección de la vida a partir de la construcción de un nuevo contrato social que propicie la superación de injusticias y exclusiones históricas, la no repetición del conflicto, el cambio de nuestro relacionamiento con el ambiente y una transformación productiva sustentada en el conocimiento y en armonía con la naturaleza. Este proceso debe desembocar en la paz total, entendida como la búsqueda de una oportunidad para que todos podamos vivir una vida digna, basada en la justicia; es decir, en una cultura de la paz que reconoce el valor excelso de la vida en todas sus formas y que garantiza el cuidado de la casa común".

En esta ley en construcción se condensan las principales propuestas de cambio que el actual presidente expuso a los colombianos y que resultaron ganadoras en las últimas elecciones. Los principales ejes de este cambio abarcan el ordenamiento del territorio alrededor del agua, la seguridad humana y la justicia social, el derecho humano a la alimentación, la transformación productiva, internacionalización y acción climática, la convergencia regional, la paz total y la estabilidad macroeconómica.

En el campo de la educación superior se busca que 500.000 nuevos estudiantes ingresen a la universidad, profundizando la política de gratuidad, regionalizando la oferta de las universidades públicas, mejorando la infraestructura, para lo cual se propondrá la reforma a la Ley 30 de 1992. La educación básica se encaminará a dignificar la labor docente, construcción de infraestructura, reforma curricular y revisión del Sistema General de Participaciones, aumentando las transferencias de recursos de la nación a las entidades territoriales para atender el servicio educativo. En alimentación escolar se busca universalizar el Plan de Alimentación Escolar y que las asociaciones de padres de familia y juntas administradores locales se encarguen de este. Finalmente, en cuanto a la educación para la paz se procurará ampliarla a temas culturales, de música y otros; todo en el marco de una educación para la convivencia y el medio ambiente.

Quienes acompañamos estas propuestas de cambio profundo, sabemos que no serán fáciles de consolidar, máxime si un gran sector de nuestra clase política y empresarial sigue empeñada en oponerse y sabotear cualquier transformación que toque sus intereses. Quieren a toda costa que todo siga igual, que la guerra aumente, que la inequidad se perpetúe, que la violación de derechos humanos, se profundice y sobre todo, que no se toque la corrupción porque gracias a ella han amasado las grandes fortunas que les permiten seguir manteniendo intactos su poder y sus feudos electorales.

Sin embargo, a pesar de que los grandes medios de comunicación, voceros de los más poderosos conglomerados económicos del país, a quienes representan, hagan una feroz oposición al gobierno, la realidad es otra. Hoy más que nunca la mayoría del pueblo colombiano apoya las grandes reformas sociales que está encausando este gobierno y entiende que de ser necesario no dudará en movilizarse en todos los territorios del país, para hacer valer la voluntad popular, porque en este momento histórico no hay lugar a claudicaciones, así lo expresó el presidente en estos últimos días "Si fallamos pasen por encima de nosotros, si lo logramos le entregaremos a Colombia y a sus generaciones venideras, un país digno, un país con la frente en alto, que conquiste sus derechos, la justicia social y la democracia".